Contemplaba el mar
y entre sus olas vi a la noche ascender
hasta los ojos que la presenciaban.
Imaginé su camino..., paciente,
quietud de la espera adueñándose,
penetrando su sombra la materia.
Distinguí huellas, pasos desgastados,
memorias de caminos,
como figuras viajeras de tiempo,
con él hasta el olvido de ambos.
Observé las olas: avanzaban solas
y unidas por una voluntad profunda.
Advertí que en su avance
mostraban su oscuridad más intensa
para estallar y ser luz... risa,
exhalación profunda de oscuridad disuelta.
Me pregunté si los besos
son como olas, con fuego y misterio concebidas,
que avanzan desde dentro hasta formar
estrellas de risa y luz,
de una alegría que ya no es materia.
La oscuridad es una luz aplazada.
2011 Isabel