Me llevaron a ti

Vinieron a buscarme. Tan solo eran palabras.
Escuché sus sonidos: me llevaban a ti.
Navegué por el tiempo
sintiendo entre sus olas el cuerpo adormecido
de un ritmo que latía entre vacíos,
como los pasos de una verdad 
que en nuestra intimidad comienza a florecer.
Llegaron, se instalaron:
comenzaron sus cantos.
Sus silencios  llenaban de  alientos escondidos
el cuerpo de las horas.
Deseaban contarme 
que había un marinero que apaciguaba el miedo.
Hablaban de su música 
que aquietaba tormentas
y transformaba el aire.
Decían haber visto las aves peregrinas
cantar junto a su barca.
Les gustaba evocar la historia
de un encuentro algún amanecer. 
Invocaban su voz para alejar las  penas,
dulcísimos acordes llenaban de arco-iris 
las heridas del agua.
Vinieron a contarme la historia de una vida.
Comprendí su entusiasmo. Me llevaron a ti.

Isabel, 1-04-11


Contigo siempre

Sin ti y contigo esta mañana,
extraño en cada paso tu presencia.
El alma brillante de la vida
fulge su transparencia entusiasmada
y nada vive en mí sin ti,
contigo siempre,
próximo en la distancia.
Dentro y fuera el aire habla:
siembra su gozo,
su perfume alimenta la dicha,
envuelven sus caricias
y su aliento, pleno de sol,
tiñe de color la brisa.
Canta el agua y eleva su cuerpo
con risas y huidas, como blancas crestas.
Se yergue exultante,
se abraza a su sueño,
quiebra con su luz
lamentos, suspiros
y en la orilla deja
recuerdos, espejos de cielos,
ecos y memorias:
libertad de formas de tiempos vividos
que el aire traslada hacia otros lugares
llevando más luz donde había luz.
Camino a tu lado.
Sé que me imaginas junto a tu presencia.
Cálidas manos
unen sus palabras de inaudibles timbres.
Camino a tu lado...


Isabel, 2-11-10


                                  

Siempre te diré al mirarte

Si tú pudieras verte como te veo yo,
si comprendieras tu creación y tu verdad desde mis ojos,
si tu mirada pudieras verla desde mi ser,
y esa dulzura que habla en silencio,
que el tiempo cuida y ha ido nutriendo
entre las aguas de tu bondad,
pudieras verla como la miro yo...
Si contemplaras esa verdad tan propia,
tan cuidadosa con los demás...
Si tú supieras verte como a otro ser,
si lograras escuchar tu voz como otra voz,
contemplar tu sonrisa
como esa forma amable de amistad...
Si pudieras verte sin conocer quién eres,
admirarías al ser tan singular
que ante ti se muestra
con todo el brillo de tu virtud.
Quizá entonces comprenderías...
Quizá pronto comprendas lo que te digo
y siempre te diré al mirarte,
a veces, con palabras; en silencio, a veces.


Isabel, 2-06-10


El mar y la vida

Sentí que el mar era el mismo: agua en la que las tierras se unían y separaban, espacios en los que lo incierto se manifiesta y lo dinámico es vida.
Sentí que formaba parte de cualquier mar, porque era un ser y me unía a los demás a través de esa esencia: ser uno y distinto, ser uno mismo para ser parte del todo.
Sentí que no vive más el ser que es igual al otro, sino quien se manifiesta en lo que verdaderamente le pide su ser.
Supe que hay olas magníficas, de un tamaño que el ser humano admira como espectáculo, pero teme y respeta, pues sabe de su estallido y fuerza, de su capacidad de arrasar cuando se convierte en algo desbordado y demoledor de cualquier obstáculo que frente a sí se atreva.
Supe de la existencia de olas de todos los tamaños: las hay muy humildes y anónimas, casi no son, apenas su existencia ha servido para posibilitar una primera imagen de nacimiento y dejan ya de ser.
Supe de las vidas de los humanos: las hay de todos los tamaños, como las olas.
Supe que una ola se fragua con las resistencias que a su paso va encontrando, y esas resistencias la pueden hacer más fuerte, si su voluntad de ser se nutre en los retos. Hay otras cuya vida se forma de pequeños inconvenientes y su fuerza no se enfrenta, sino que cede parte de su poder, de forma que avanza con una expresión menos definida. Nada erróneo ni perverso existe en unas y otras olas. Nada malo tiene una forma u otra de vida, mientras quien la vive se encuentre en paz consigo mismo.
Me gusta mirar al mar, siempre me habla.
Creo que hoy está definido en su materialidad física con mayor precisión que otros días. En ocasiones, el mar sueña y vuela hacia el cielo y se difumina como un sueño de amor. También a los seres humanos nos viven esos días; otros, sin embargo, la realidad nos muestra el rostro más físico y limitante. Es bueno soñar, porque el que sueña crea, puede imaginar la belleza sutil, escondida en una apariencia física de limitación precariedad y pobreza. También es conveniente saber qué lugar ocupa uno en el orden de las cosas, qué lugar –principal o secundario– ocupa en su propia vida.
Siempre el conocimiento de uno mismo favorece que lo mejor suceda.
Las aves muestran sus cuerpos palpitantes en sus vuelos ágiles, y sus objetivos pueden ser variados, como nos sucede a nosotros. A veces, vivimos porque es divertido y nos gusta el divertimento que la vida nos permite. En otras ocasiones, vivimos para servir una causa–ideológica, humanitaria, individual, colectiva–.
Todos vamos cambiando de objetivos que nos sustentan el vivir. También en eso es dinámica la existencia.
Me gusta sentir la caricia del aire mientras camino. Sé que es vida –una y distinta– existe en él una entrega, una amistad y un cuidado exquisitos, aunque no se manifieste a través de la palabra, pero mi pensamiento e intención siempre es agradecida por nutrir constante y silenciosamente la vida.
Agradezco que las flores convivan conmigo. Su presencia, perfume y color me llenan de luz los ojos y de belleza todo mi presente, más allá y más adentro de lo que las palabras pueden explicar.
Agradezco todo aquello que en mi vida se presenta y desea permanecer en ella y también doy gracias a lo que estuvo y se fue, porque vio que no era su espacio ya.
La vida es una senda para cada uno y puede encontrar otras que discurran paralelas, algunas o muchas que se crucen y, si así lo desean y por el tiempo que hayan decidido permanecer, pueden avanzar unidas o muy cerca. Todos somos parte de la vida; pero también experimentamos lo que nuestra alma necesita de forma personal, distinta.
Isabel