Vinieron a buscarme. Tan solo eran palabras.
Escuché sus sonidos: me llevaban a ti.
Navegué por el tiempo
sintiendo entre sus olas el cuerpo adormecido
de un ritmo que latía entre vacíos,
como los pasos de una verdad
que en nuestra intimidad comienza a florecer.
Llegaron, se instalaron:
comenzaron sus cantos.
Sus silencios llenaban de alientos escondidos
el cuerpo de las horas.
Deseaban contarme
que había un marinero que apaciguaba el miedo.
Hablaban de su música
que aquietaba tormentas
y transformaba el aire.
Decían haber visto las aves peregrinas
cantar junto a su barca.
Les gustaba evocar la historia
de un encuentro algún amanecer.
Invocaban su voz para alejar las penas,
dulcísimos acordes llenaban de arco-iris
las heridas del agua.
Vinieron a contarme la historia de una vida.
Comprendí su entusiasmo. Me llevaron a ti.
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