Cuando la vida…

Cuando la luz se apaga
y el tiempo es fuego y beso,
en ese instante en que los labios beben
de la incansable copa de lo íntimo…

Cuando la luz descansa
sabiéndose al abrigo de la noche,
dilatándose en ella
entre los pliegues que la belleza crea
para su regocijo…

Cuando la vida nace
y se renueva el mito
y triunfa en la nueva forma
y en los latidos rítmicos
de su primera voz…

Cuando me miras
y me recreas nueva
y yo te miro…,
el sonido y el silencio 
son fe de jardín y paraíso;
la eternidad, oscuridad y luz.


20-10-2013

Vivir contigo

Entre tus brazos, 
las horas permanecen eternas, 
intactas a su desgaste 
y volátil existencia.
Entre tus labios, 
los besos crean presencias y fulgores, 
fusiones profundas, renovadas.
Entre tus manos, 
la belleza se muestra
siempre reciente y gozosa.
Entre tu ser, 
la vida brota 
como inagotable fuente 
que fluye, irradia 
y embellece cuanto toca.
Vivir contigo es el milagro 
de sentir esa dulzura intensa
de una vida siempre creciente
conciencia ilimitada:
sentir las horas y su paso 
entre tus manos moldeadas, 
beber la dulzura silenciosa de tu voz 
entre los lirios, 
embriagarme de los néctares preciosos 
de tus ecos 
en los sonidos armoniosos 
de acordes y brisas delicadas,
acariciar tus ojos 
mientras miras tu alrededor,
viajar por infinitos paisajes 
en vuelos altos 
y apacibles conciertos 
de silencio y palabra.

10-09-2012


Camino de mar


El mar habla y canta. Siempre lo escucho mientras camino. Observo sus ondas, su danza rítmica, adelante y atrás, su estallido en risas: esa energía liberada que se dispersa, retrae y vuelve hacia su interior, como buscando un silencio interno, para volver a crearse una acumulación y onda y continuar su viaje hacia un nuevo estallido después.

Camino a buen ritmo, yo también avanzo y me muevo; a veces, parece que adelante, que progrese en algún aspecto, otras parece que algo se rompe en mí y sale fuera extendiendo su ruptura hacia las formas con las que me constituyo, y las destruye, las rompe, para después iniciar un nuevo periplo hacia dentro, hacia el silencio y de nuevo comienza a formar un nuevo ser, una creación, parecida y diferente, como las olas: todas de agua y sedimentos, todas de energía que se acumula y libera y vuelve a formarse. 

Observo y pienso, reflexiono sobre mí, sobre la vida, sobre todos y cada uno de los personajes que adoptamos, que simulamos ser… todos parecemos semejantes.


El crepúsculo vuelve al mar –a través de sus tonos y de sus líneas– más carnal y físico, más mar y menos cielo. Durante el crepúsculo, el mar se acerca a su reflejo más terrestre y material, más cercano a su corporeidad.

El mar de la mañana y mediodía se ven como un sueño del cielo. Muchos días, la misma bruma lo transforma en suspiro, en exhalación. Los límites desdibujados, el color tan azul y semejante a su génesis de cromatismo… 

Cuando es de noche, el mar se oye, se intuye su viaje hacia el misterio; lo abismal se aproxima y nos limita con su oscuridad. Cielo y mar fundidos, sin fronteras a nuestros ojos. Sonido en el que el misterio y lo inconsciente adquieren forma, y mientras caminamos, nos sorprenden sus ondulados destellos blancos. Lo demás es silencio. Sabemos que está allí, como la misma noche y su cielo, lleno de sentido de infinitud y de incertidumbre…

A veces, las palabras nos alejan y, sin embargo, deberían acercarnos a nosotros mismos y a los demás, pero algo sucede y se abre una sima y algo se rasga por dentro…

Isabel, 29-09-13

Desde la oscuridad sin nombre

 (A ti)

Desde un silencio intenso,
como aliento en el aire,
una tarde del tiempo
llegó su luz… todavía sin nombre.
Brotó como el suspiro
sorprendiendo a los ojos
más allá de los mares 
que admiraban entonces;
invitó a los oídos, 
que escucharon pasajes 
todavía formándose.
Su génesis: fusión,
amor a la belleza 
enlazada a su fuente
como gota a su océano.
Fue adquiriendo en los pasos 
su singular presencia, 
su integridad y porte;
fue llegando a sus manos,
a sus dóciles dedos…
atravesando velos
y líneas invisibles.
Su color era fuego 
revestido de edades;
fue adquiriendo conciencia 
de la voz que habitaba 
en sus cambiantes formas
y llegó a vislumbrar 
la intimidad creciente,
ese feliz encuentro
con el silente aliento
pleno de toda voz
desde la oscuridad sin nombre.

Isabel, 4-8-13



Cuando me besas …


llegan tus palabras, 
como luces agavilladas en el tiempo,
como haces de belleza; 
racimos de fulgor cantan
su unánime acuerdo 
y el cielo se eleva
más alto y más intenso en su prístino azul.
Cuando me besas, 
silencias en silencio
al silencio del olvido
y llevas a la luz el color de tu verdad y paraíso 
creando vida con la fertilidad de la vida, 
convocando a mi intimidad desde tu voz profunda,
y sé que entonces el aire es brisa y gozo
y que tus besos son palabras que escuchamos los dos.
Cuando me besas, 
penetran  tus deseos en mí
como relámpago en la noche 
iluminando mi interior
y ambos creamos juntos jardín y paraíso
mientras cantamos las palabras en su verdad y luz.

Isabel, 31-05-13


Katharsis trío



Consideraciones hacia una reflexión…

Conjunción de virtudes creciendo hacia un virtuosismo que se manifiesta en sonido, pero que va mucho más allá…
Tres jóvenes, con la juventud reciente –rasgos todavía de adolescencia en sus memorias próximas–, ante el público, en el escenario. 
Tres promesas de músicos de calidad, cultivando su vida como semillas únicas, tres entusiastas reconociendo sus valías, sorprendidos y gozosos, al comprender que logran resultados, que poseen el don de crear belleza, que ese don siempre ha estado ahí, a la espera de su desarrollo, como potencias de infinitud permitiendo ser descubiertas y que, por esas sincronías maravillosas, la vida favorece su desarrollo en esa suma, en esa conjunción o coincidencia del trío en el momento preciso. 
Lugares de búsqueda les llevan a ese encuentro milagroso, amistad familiar fomentadora del apoyo necesario, la fe de los más próximos, libertad para elegir su camino, esbozos, ensayos, frutos primeros que aparecen entre labor y juego…
Conduciéndose con dedicación, paciencia,  en su aprendizaje musical y vital a un mismo tiempo, con atención, sencillez, deseo de expresar y de vivir, de mejorar en sus respuestas, estos jóvenes han dado el paso definitivo al decidirse a construir  y construirse al mismo tiempo, al transformar su vida ofreciendo su potencial mientras lo van descubriendo;  porque han decidido trabajar y generar su propio canto, su propia forma de entender la luz y la sombra, y gozan de ese servicio, disfrutan llevándolo a cabo, no sólo en el tiempo que actúan frente al público, sino en su preparación. 
Jóvenes agradecidos y generosos, que admiran, pero no codician lo ajeno, ofrecen lo suyo e interpretan y homenajean aquello que admiran. Se centran en construir un mundo mejor, no sólo porque sus canciones constituyan encuentros de bellas ejecuciones, sino por todas las virtudes que se cultivan para llegar a ese resultado.En lugar de reclamar, se dedican a corregir, ensayar, probar, mejorar, y todo ello con constancia, sencillez y entusiasmo. 
Se han dado cuenta de la importancia de la generosidad hacia la vida,  se han dado cuenta de que la verdadera vida implica la generosidad con sus propios talentos, el aprovechamiento al máximo de las posibilidades que ésta les ofrece, la entrega de lo mejor de sí mismos. 
Los caminos de la belleza profunda y duradera son caminos de virtud y virtuosismo formal. Son caminos sagrados y protegidos por las leyes no escritas, caminos cuyo objetivo es la excelencia y cuyos pasos incluyen autodisciplina, autoexigencia, sencillez, humildad y gozo; caminos de soledad y encuentro, implican la conciencia de saberse creciendo a favor de sí mismos y en su relación con los otros; son caminos en los que el sacrificio es gozo, pues es virtud y deben tener fe en que el deseo personal coincide y favorece la fe y los sueños del deseo general. La vida apoya la honesta dedicación, protegiendo sus esfuerzos con la gracia de la luz, aunque algunas veces el reconocimiento llegue más tarde. 
Escuchando la conjunción armoniosa de sus voces, sus gestos al cantar, su entrega, la belleza de los instantes creados en ese camino virtuoso, el oyente, el espectador que escucha, ve más allá del resultado. Sabe de las horas de esfuerzo, distingue las miradas que se dedican en sus recíprocos reconocimientos, el cariño respetuoso de ese triple encuentro. Saben y se regocijan porque están protegidos y amparados por una voluntad más poderosa que la de cada uno.  El oyente se siente agradecido por la honestidad reflejada también en la presentación de sus canciones: el escrupuloso respeto a la creación individual y la valoración y apoyo de los componentes restantes a esa aportación singular. 
He asistido en dos ocasiones a sus conciertos y agradezco esa expresión de belleza en todos los aspectos que he podido escuchar, observar, comprender…
Espero continuar escuchando durante mucho tiempo la música generada desde las virtudes que los tres integrantes de Katharsis Trío practican y deseo que esa amistad respetuosa continúe con ellos en su práctica de la libertad creativa.
Isabel, 14-07-2013



https://www.facebook.com/katharsismusicband


Te sé cercano


Te sé cercano aquí en el ahora,  
en la oquedad nutriendo mi nostalgia 
en tu presente ausencia.

Te sé y te siento en mí,
llena de ti y de tu presencia viva.
Te canto en el espacio que me alberga y me rodea,
en la intimidad de mi ser y mi conciencia,
en el sentir de mis sentidos que me apoyan.

Te sé en la voz de los sonidos que me abrazan y me envuelven,
en las caricias que penetran más allá de sí mismas,
en el latido y en el ritmo de los minutos de la vida,
en el alegre y constante viaje de mi sangre
agradecida por sentirme viva.

Te sé y te canto en tu belleza siempre íntegra,
resplandeciente en su virtud callada,
vibrando en silencio en tu sonrisa.

Te sé en la armonía de la formas, 
en la noche y en sus huellas en el tiempo,
en el silencio y en la luz…

Te sé viviendo…
Canta mi corazón tu presencia,
tu brillantez sencilla y elegida
acrecentando el resplandor
ahora que tu presencia ausente 
está conmigo aquí… tan viva!

Isabel, 23-02-2013 


En tu presencia


Siempre la encuentro en ti;
cuando te miro, 
comprendo que la belleza es luz;
cuando te pienso, 
la sé inteligencia y celo;
siempre en tu presencia vive,
en tu voz se torna melodía profunda, 
en tu acento suena como cadencia 
de acordes y ritmos de colores nuevos;
siempre queda en la ausencia que dejas
cuando dices adiós,
en la impronta fundida
de tu aliento con el beso del aire,
en la mirada sabia que posas 
sobre el vuelo de la hoja 
hacia su lecho oscuro
que en silencio la espera.
La belleza te guía y te distingue
en cada gesto, en cada hecho…

Isabel, 8-02-2013 



Vivencias y recuerdos


Camina por jardines de primavera cada tarde. No le importa si ésta ha pasado, pues siente la primavera en su vida,  siente el latido de su corazón, recuerda y agradece. Sabe. 
Recordar es una forma de saber algo. Hoy, los recuerdos le parecen regalos imprescindibles y valiosos, porque muchos humanos están perdiendo esa capacidad. Son desposeídos de lo más importante que el ser humano puede llegar a poseer: su propia experiencia. Quedarse sin ellos, olvidarlos, significa no tener el bagaje de lo aprendido, ser tabula rasa constante en una vida usada y vivir sin esperanza de poder llenarla con vivencias y posos conscientes de nada de lo que viva ni suceda a su alrededor. 
Camina y medita en la condición de caminante. La vida como río, como camino, tópicos clásicos y, sin embargo, ciertos y renovados en cada instante, en cada vida .
Observa, contempla, agradece, consuela…
Hoy, sus pasos le llevan a atender los sonidos que la vida le ofrece más allá de sí. 
Distingue el ruido más próximo y dominante junto a la carretera: es el reino del motor. Coches en fila atraviesan los kms. que les separan de su objetivo. Todo ese trajín forma parte también de su vida, pero ahora no le interesa. Es un ruido de fondo, una contaminación acústica que le impide escuchar los sonidos mucho más bellos y sutiles del aire, de las hojas en su movimiento, de las flores que suspiran, según cree, cuando los insectos liban de sus cálices o cuando sienten la caricia del sol y de la brisa.
Puede oír el canto de las aves; contempla y localiza algunos ejemplares que siempre ve en los mismos árboles cuando pasa. Los cantos más llamativos de ese recorrido los protagonizan los mirlos. Pero no todos los mirlos cantan igual y eso lo ha vivido, porque hay uno que tiene un trino tan espectacular que le parece que podría representarse como un atajo de luz que se abre de pronto muy lejos muy lejos hacia el cielo. Al escucharlo considera que es un abridor de caminos y esperanzas, pues su canto rompe cualquier dificultad y conexión con el suelo y se eleva, y con él, al oído que lo escucha, con resolución, rapidez y eficacia. Es el más virtuoso y místico de los cantos que distingue en el recorrido.  
Hay otros cantos de mirlo que se quedan alrededor y a la altura de la que brotaron, siendo su condición de cantores menos ambiciosa, pues su pecho y su afinación es más “familiar”. 
Compara los diversos grados de inclinación del sonido, su horizontalidad o verticalidad, con la música y la creación humana.
Hay músicas que llevan al cielo y despegan del suelo guiando todo el ser en ese recorrido vertical sin que el humano sea consciente de que queda en el suelo. Tan rápido ha sido el ascenso que algunos oídos no han podido hacer el viaje y permanecen confusos y abandonados de esa música difícil y tan elevada.
También puede suceder, aunque no ocurre muy frecuentemente, que los sonidos lleven hasta lo más íntimo de las raíces del ser y lo obliguen a ascender en un viaje consciente, paulatino, como oleaje que crece y va permitiendo que aquello que era profundo y hondo, oscuro e incierto, brote y se manifieste en diversos grados y alturas y le obliguen casi a ascender hacia el más elevado y conmovedor estado de conexión con lo sublime y bello.  
El estado de plenitud y arrobamiento sólo le ha sucedido como experiencia escuchando algunas piezas y vuelve a agradecer el poder recordar y el poder volver a escuchar para revivir esos estados de arrobamiento y gratitud silenciosa.
Ese estado no lo logra experimentar con los cantos de las aves que puede escuchar en su caminata o paseo; pero sí puede vivir la admiración y la belleza de la vida en su permanente manifestación. Su nitidez y brillante canto le permiten sonreír por dentro.

Isabel 21-04-2013

Por los pasos del vivir

Se envolvió con delicado tiento en sí, para buscarse y saberse, para encontrarse íntegro, completo, entero. 
Podía entregarse, hallarse en los otros. Ahora sí.

La tarde discurría ensimismada, solitaria de presencias extrañas; todo el alrededor se había vaciado de lo ajeno. 
Permaneció observándose en los colores del agua en su superficie. Variaban estos: del blanco, que estallaba como una corona perlada, como festón inmaculado en los límites, al azul y verde. El blanco podía interpretarse como una línea escrita con caracteres propios, contenía una risa que no sabía explicar bien. Podía ser que tuviera un punto de inquietud, pues los límites siempre suponen una aceptación del fin, pero más parecía una risa divertida y amistosa–al menos, en esa ocasión–. Era parte de sí misma, pero la tarde se compone de tantos elementos –y algunos son tan sutiles– que no siempre es fácil tener un nombre a punto para nombrarlos,  preciso y diferenciador de otros que son próximos. Los otros tonos, semejantes entre sí, volaban sobre las aguas y las obligaban a oscilar entre ambos.
El cielo transitaba por sus espacios sin medida; viajero impenitente el viento, lo atravesaba y envolvía, adornaba la dilatada transparencia con formas blancas que iban transformándose a medida que el viento jugaba con ellas. 
Era una tarde plena de sí misma. Ahora estoy preparada– se dijo a sí misma–. Ahora sí.

Salió de la escuela. Su madre– como siempre– lo esperaba con la merienda y una sonrisa que le calentaba el corazón y le permitía refugiarse de los miedos que allí lo asaltaban, aunque no siempre,  por eso, a veces, se enfadaba al verla. Era su reproche. Pero nunca encontraba un cobijo tan seguro. No era capaz todavía de pensar así desde su mente; pero algo de sí mismo ya lo pensaba; pues su comportamiento encajaba perfectamente en las justificaciones que cualquier adulto medianamente formado comprendería en él. Era un niño y su plenitud se llenaba de esa infancia y se entregaba a ella con pasión, como su única posibilidad de ver y sentir la realidad de la vida. Podría dar un paso más. Sí, ahora sí.

Isabel, 8-04-13

La duda


Algunos días, impone su presencia;
sus manos agitadas transforman el paisaje;
las formas y palabras que el pensamiento crea
quiebran el corazón, que ignora 
y teme errar y dañar lo que más ama…,
y así, el día se nubla,
se debate en un mutismo alborotado
y siente rotas su integridad y calma;
ignora si la verdad será
la antigua forma de sonreír a solas,
aquella que le cantaban su alegría y su paz
o ésta, que se abre camino a golpes con su aldaba
y marea al silencio
y corta el delicado hilo de la bondad cercana.
La duda ignora si el velo de la apariencia
es ella misma,
siempre dibuja círculos…

hasta que cualquier grieta
abre un camino nuevo 
y las palabras brotan, llegan a su destino
y la verdad revela el cuerpo de su luz.
Derrotada la duda, se aleja en el silencio.

Isabel, 2-04-13

En el tren


Instantes, el mar… , conversaciones a tientas, ligeras memorias de otros pasados salpican el silencioso vuelo de las gaviotas al otro lado. Sorpresas pequeñas. 
La luz vive de nuevo en ese estreno diario de cualquier mañana y en la certeza de saber que el vivir lee en los mandatos de los pensamientos y memorias. 
Los pasos rítmicos del tren cantan su tarea y convierten lo anodino  de un día cualquiera, en pleno y significativo para los que descubren su propia canción del alma.
A lo lejos, entre los ecos de voces y acentos extranjeros, un mundo, sin sonido audible, penetra con sus formas por los haces de luz que atraviesan las transparentes ventanas; vuelan aves y pensamientos jugando con el verde esmeralda de un mar de tormentas cercanas. La primavera extiende sus brazos desperezándose.

Isabel 3-04-13

Una hoja de helecho

Una hoja de helecho ante mis ojos. Delicada presencia, frágil materia y, sin embargo, resistente; bella ondulación en sus bordes, como si estuviera festoneada de oleaje en sus orillas con el aire, en su diálogo –inaudible para mí– con el mundo que habita junto a sí misma, próximo e independiente de su destino de hoja.
La miro y descubro aspectos ajenos y propios. Nos miramos y hablamos.
Nuestros cuerpos adquieren en ese diálogo ciertas similitudes: una columna vertebral que irradia y reparte parte de su savia hacia sus brazos, como ríos que reparten su verdad, su voluntad por todo su cuerpo. Sangre de distinto color, pero con objetivos semejantes: repartir los nutrientes, llevar el latido y fuego central a todo su cuerpo.
Sin embargo, sé que su corazón ya no vibra; está desgajada, desconectada de su fuente.  Su muerte es  ya evidencia para mi razón, para mi experiencia de lo observado en el vivir de las hojas.  El invierno, la ventisca, la sequía, la intemperie, han contribuido o causado que esta hoja se haya separado de su centro vital.
Algunos humanos nos separamos de nuestra fuente, arrastrados por estímulos externos que nos hacen dudar de nuestro propio sentido, de nuestro propio corazón; perdemos el fuego interno y su dirección y propósito, de manera que podemos terminar por perdernos a nosotros mismos y confundir lo externo y sus intereses, con lo interno y nuestras necesidades.
Todavía está verde. Hay apariencia de vida en ella; pero su separación me habla de su muerte. Y pienso en cuántas veces vamos por el mundo medio muertos, agonizantes, enfermos de alma y rumbo, desconectados de nuestro verdadero sentido vital, de nuestro verdadero estímulo interno, enredados en redes que nos "han pescado" y que nos mantienen a la deriva llevándonos hacia sus propios barcos, alejados del nuestro, de nuestro centro y sentido. Y sucede que, en esas ocasiones, nos sentimos tan incómodos y desubicados, tan fuera de lugar y tan extraviados, que nos culpabilizamos, como si no fuéramos lo suficientemente buenos, poco o nada eficaces, con una suerte menos próspera, menos aptos para la vida…
Observo la hoja. Procura guardar la compostura y su color es todavía verde, apenas apunta el inicio de una tonalidad parda. Es como si estuviera en esa fase de guardar las apariencias del dolor por inanición. Está viviendo parte de ella todavía de las reservas; pero creo que ambas sabemos que su fin se aproxima inexorable, que su vida como hoja está a punto de terminar, que su cuerpo dejará de existir con su color y forma característicos, que pasará a formar parte del color del invierno, de esa austeridad uniforme que la muerte impone en el paisaje.
La naturaleza es una gran Maestra y espejo en el que mirarnos, además de una gran fuente de belleza y plenitud.
La sutilidad, delicadeza, amor, docilidad, fortaleza, persistencia, sensibilidad  y humildad son algunas grandes virtudes en las que uno puede detenerse, contemplar, reflexionar…

Isabel, 15-03-13

Poesía

Me pregunto si, como siento, la música es el viaje del espíritu por el tiempo. La música puede estar o no llena de poesía. No toda música la contiene, al igual que cualquier manifestación humana, la poesía tiene sus exigencias y necesita una "mirada" especial, un terreno propicio para manifestarse y florecer, podríamos decir que ocurre como en la tierra y sus frutos. No toda tierra puede ofrecer los mismos frutos.
Me pregunto si la poesía puede llegar a ser el tacto del espíritu con el tiempo en el instante, el contacto con la "gracia",  con la conciencia lúcida de un misterio que se revela como milagro, como un rayo súbito y deslumbrante que ilumina la incertidumbre, la confusión e ignorancia de toda noche del alma, como un eficiente bisturí y atajo en el viaje cotidiano, que permite que cielo y tierra se toquen, entren en un contacto próspero y fértil, en el que el instante es eternidad, como un beso jamás gastado.
Ese momento de luz, la recepción de ese estado de "gracia" es como el éxtasis, el receptor vive en sí el sentido profundo del viaje y queda arrobado y embelesado por luz que le atraviesa y transforma.
La poesía impregna de belleza profunda y veraz la vida y trasciende otras verdades asequibles por la personalidad humana, quizá por eso no se puede lograr con la sola voluntad.
Hay momentos poéticos en todas las artes, pero no todo lo artístico está dotado de esa "gracia".
Para que ese momento mágico y trascendente aparezca, debe crecer en una búsqueda honesta y profunda de una mejor verdad y una delicadeza de espíritu en la que el respeto a ambos conceptos sea algunas veces fuego, otras transparencia y agudeza, caricia y cromatismo, sonrisa y júbilo, melancolía y misericordia. Una búsqueda de lo profundo en todo el alrededor, de lo profundo y de lo bello, de una excelencia a la que procurar siempre servir con humildad y fidelidad.
Quizá sea un camino de posible acceso. Quizá no sea así. Lo inefable y mágico, lo espiritual e inasible debe tener tantas vías…!

Isabel, 8-03-13

Pensamientos

Las horas se suceden y, algunas veces, parecen acumularse; se suman y desbordan unas en otras; vuelcan su ser más allá de sí mismas, mientras mi conciencia y mis memorias aprenden a vivir en el nuevo espacio creado, en un vacío –que sólo existe como tal, en potencia–, pues está lleno de lo vivido, de forma que la verdad es transitoria, el reemplazo interino de otra visión de sí misma. Sucede que se vacía y se amplía, renace y complementa, mientras se transforma, se interioriza y se proyecta.

Isabel, 8-03-13

La belleza


La belleza permanece indemne, 
nunca se agota, jamás se acaba;
cambia en su expresión y forma,
viaja por las edades, 
camina por los tiempos,
se anima con la brisa, 
discurre por el aire y atraviesa las nubes, 
pasa y permanece en su vibrante luz 
despertando con ella la conciencia del alma;
nunca se agosta su verdad eterna,
transforma con su luz el rostro de la vida,
apacigua y envuelve con cariño el generoso esfuerzo;
es flor y germen;
refleja en sus espejos la brillantez del sol, 
la transparencia azul del cielo sobre el agua;
la irradian las estrellas en su canto y misterio;
su esperanza traza caminos verticales
y la noche la expresa en su oscuro silencio.

Isabel, 8-02-13

… Y me nombrabas


Te llamé y supe que mi voz atravesaba
espacios y distancias,
y se alojó en tu oído 
y continuó su viaje
para buscar refugio entre tus manos,
mientras los ecos de tus pasos
sobrevolaban cielos 
y contemplaban tiempos presentes sin fronteras.

Te entregué el tacto de mis manos
para que con las tuyas me hablaras,
tejiendo en el silencio, sedosas caricias, 
aromas de lirios y nuevas primaveras.

Pude escuchar de nuevo
mi nombre entre tus labios,
penetraba tu voz en mí
para alojarse,
espejo de alegría nuestros rostros
fundidos con la luz que la noche y su soñar
hilaban en la memoria del silencio.
… Y me nombrabas.

Isabel, 16-01-2013


Me gusta imaginarte


Me gusta imaginarte mientras te miro,
porque al hacerlo distingo en ti 
algo más que un rostro, 
una piel, las huellas de una vida… 

Siempre hallo en tus manos
las caricias que en ti habitan,
la belleza de tu rostro atravesando las edades
y viajando más allá de cualquier tiempo.

Siempre sonrío al comprobar las formas
que tú creas, como diáfanas luces
que disuelven las solitarias sombras 
de miedos y tristezas.

Siempre confío en ese humor profundo
que elimina el dolor que perturba la vida,
que te nace de pronto y se convierte en juego 
de ingenio y ocurrencia.

Siempre descubro en ti la brillantez del sol
y el gozo de sentir cantar mi corazón
como mar en su orilla cuando me miras.

Isabel, 18-04-12

Despertar contigo


Era de plata y luz el horizonte
y se acercaba a mí como diciéndome
“el fin es nacimiento”.
Quise caminar contigo y quedarme a contemplarlo
en tus ojos, brillantes horizontes
que viajan por el aire entre silencio y música,
y arribé a este presente que nos mira y sonríe,
y esta mañana, a tu lado y contigo, 
le pregunto a la línea que separa nuestro cielo del mar
por el amor del aire que nos brinda su beso
para crear con él nuestra propia fusión,
por el sentir del aire al unirse a nosotros,
a nuestras bocas juntas, fundidas en el beso
de un amor siempre nuevo,
en ese renacer constante y silencioso
de la vida en sus formas...
Y el aire se sonríe y su amistad es plena forma en sí,
es su respeto libre.
La luz en este azul que nos permite el tiempo
sirve para soñarse fuera y dentro de lo eterno y sin límite,
siempre busca entregar su aliento y plenitud.
“Son tus ojos tan dulces...” te repito en silencio.

Isabel

Tiempos de vida

Las manos de septiembre
anidaban en ti
como cosechas nuevas.

Todo el vigor de una esperanza joven
se concentraba allí,
en los valiosos hechos,
en los frutos recientes;
porque tu luz refulgía constante
con su voz y su ritmo,
con su canto y cadencia;
penetrándolo todo,
elevaba las formas 
hacia una luz más pura
con su expresión más fértil.

Los veranos vividos
fraguados de silencios,
elevaban tus ojos 
buscando la unidad 
de fuego y transparencia.
Noches en la quietud
de solitarios vuelos.

…Son fuentes de presencia
de frutos y promesas,
tus otoños recientes.

Isabel,18-01-13