y renacía plena de novedad la noche,
con el aliento profundo de la vida
construyendo en sí
la hondura altísima de latidos,
de soles lejanos y enigmáticos,
de propósitos nuevos y eternos,
de inciertos nacimientos y finales…
por los senderos de íntimas palabras,
con sus jardines florecientes
y fragancias constantes renovadas;
atravesamos parajes de sombras alegres y espesura,
caminamos en silencio
por los cantos de brisas y sendas abiertas al azul,
el mar cantaba sus canciones solitarias.
cómo estrechas mis manos y me abrazas
mientras sucede el tiempo.
Isabel, 10-09-2013
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