Jardín de vida

Las horas se dilatan… 
silencios hondos crecen desde los parques
sembrados con fervor por jardineros.
Todo es vital y luminoso fuera, 
el corazón contempla el espectáculo radiante,
con Fortuna adversa palpitando 
junto al dolor que sabe y reconoce.
La noche se hizo cuando alboreaba el día,
porque el camino elige
y, como en feria de atracciones, 
los ojos del niño vagan expectantes  
sabiéndose al albur de los colores y sonidos trepidantes 
que dominan con fuerza su atención,
y permanece quieto, 
absorto, contemplando su cercana sensación de lejanía.

Isabel, 27-8-14

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